Monday, September 23, 2013

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Friday, September 6, 2013

HEALTH: The Individual Mandate and Puerto Rico: A Comparative Analysis

The IRS recently published its final rule for the individual mandate stipulating that everyone in the continental United States who can acquire health insurance must purchase it or be fined. This provision does not apply in Puerto Rico even though the Treasury Department states that the “individual responsibility provision is integral to delivering the Afforable Care Act’s consumer protections at an affordable cost”.  The fact sheet released by the Department of Treasury last week also indicated that the individual mandate makes the ACA’s consumer protections possible “by ensuring that individuals do not just wait to purchase insurance when they are sick and drop coverage when they are well – driving up premiums for everyone.”

The lack of an individual mandate for Puerto Rico opens the door to a potential increase in health insurance premiums for individuals and small businesses on the Island. According to the Congressional Budget Office, the implementation of the ACA without the individual mandate is estimated to produce an increase of 15 to 20 percent in the cost of premiums in the Unites States. A similar analysis has not been published for Puerto Rico, but our understanding is that the result would be similar, which dictates an imperative for local action to prevent an increase in the price of local premiums.

The imperative for the implementation of an individual mandate is based on the experiences of the four states that implemented the ACA’s consumer protections without an individual mandate: Kentucky, New York, Vermont, and New Jersey. Each of these states experienced an increase in premium prices and/or a reduction in enrollment which is the opposite effect of what the ACA intends. The most striking case is New Jersey which adopted policies similar to those that will apply to Puerto Rico with disastrous results.

Specifically, New Jersey developed a health coverage program to guarantee coverage for its residents regardless of their health condition. These plans initially enrolled approximately 186,000 individuals, but within five years this number dropped dramatically, by 54%, to only 85,000 members. In the same period, the price of premiums increased between 48% and 155% depending on the plan. These increases were due to the fact that people enrolling in the plans had greater medical needs, supporting the theory that, even with guaranteed access to coverage, many healthy people wait to become sick before enrolling in a plan. Ten years later, only 49,000 people remain in the health coverage program, and the state of New Jersey reacted by developing “Basic and Essential” insurance alternatives, which do not cover essentials such as prenatal care, in order to lower premium costs.

The ACA also stipulates essential health benefits which in many cases are more robust that the current offerings in Puerto Rico and therefore, if the market on the Island reacts like the States that have already established these reforms without an individual mandate, we will have few possibilities for lowering the costs of health insurance. In addition, given the lack of a Puerto Rican Health Insurance Exchange certified by the federal government, the Puerto Rican government will be obligated to allocate the $925 million to its Medicaid program which funds MiSalud, instead of offering subsidies or tax credits to help moderate or low income citizens acquire health insurance.

There are a strategies the local government could employ to attend to this developing situation.  These could include local legislation for an individual mandate similar to the compulsory car insurance program, defined inscription periods like those for Medicare Advantage, penalties for late inscription modeled after those for Medicare Part B, incentives and tax credits similar to those awarded by the ACA, and other, more complex, systematic reforms. However, these decisions cannot take place in a vacuum. Puerto Rico needs to establish mechanisms to study, model, and analyze the consequences of the implementation of the ACA in light of the realities of the local health system in order to leverage the knowledge developed through the course of various local health reforms and the federal funds available for health system reform. The health of our people depends on it.

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SALUD: El Mandato individual y Puerto Rico: Un Análisis Comparativo

Tras tres años de la aprobación de la Reforma de Salud Federal, el gobierno federal ya publicó su reglamentación final para que, efectivo en enero del 2014, todos los individuos en los estados continentales adquieran un seguro de salud.  Esta provisión no aplica en Puerto Rico y tan reciente como la semana pasada el Departamento del Tesoro de Estados Unidos reiteró lo esencial de esta provisión llamada el mandato individual o individual mandate (por su nombre en inglés) para brindar las protecciones a los consumidores estipuladas en el Affordable Care Act (ACA) a un precio asequible al asegurar que las personas no esperen a estar enfermos para adquirir su seguro lo que entienden aumentaría las primas para todos.

La falta de un mandato individual para Puerto Rico abre la puerta a un potencial aumento en las primas de seguro de salud para los individuos y PYMES en la Isla.  Según la Oficina de Presupuesto del Congreso, la implementación de ACA sin el mandato individual causaría un aumento de entre 15 al 20 por ciento en las primas en los Estados.  Un análisis similar no ha sido publicado para Puerto Rico, pero entendemos el resultado sería similar, lo que dicta la imperativa para acción local con el fin de prevenir un aumento en el precio de las primas locales.

La convicción de la Administración de Obama sobre la necesidad de un mandato individual se basa en la experiencia de los cuatro estados que implementaron las protecciones del ACA sin un mandato individual: Kentucky, Nueva York, Vermont y Nueva Jersey.  Todos estos experimentaron un aumento en su precio de prima, causando en varios una baja en el número de personas aseguradas creando un resultado opuesto al que busca la Reforma de Salud de Obama.  El caso más impactante es el de Nueva Jersey donde se adoptaron políticas similares a las que aplicarían en Puerto Rico con resultados nefastos.

Específicamente, Nueva Jersey desarrolló un mercado de seguro de salud para garantizarles a los ciudadanos el acceso a un plan sin importar sus condiciones de salud.  Inicialmente, este mercado logró asegurar 186,000 individuos, pero en un periodo de cinco años, esta cantidad se redujo dramáticamente por un 54% a solo 85,000 asegurados.  En el mismo periodo el precio de las primas aumentó entre un 48 a 155 porciento dependiendo del plan y se pudo probar, que estos aumentos se debieron a que las personas que se aseguraban eran mayormente las que estaban enfermas probando la teoría de que ante las garantías de acceso las personas saludables esperarían a estar enfermas para inscribirse en un plan.  Diez años después, solo 49,000 personas permanecen en este mercado y el Estado de Nueva Jersey se vio en la necesidad de permitir el desarrollo de planes con cubiertas esqueléticas, que no cubren ni el cuidado prenatal, para poder bajar el costo de las primas. 

El ACA estipula una cubierta mínima que en muchos casos es más robusta que la oferta actual de los planes en Puerto Rico, por lo tanto, si el mercado en la Isla reacciona de forma similar a los Estados que ya han establecido estas reformas sin mandato individual, tendríamos pocas alternativas para bajar los costos de los seguros de salud.  A esto se suma que ante la falta de un Intercambio de Seguro de Salud (los llamados Health Insurance Exchanges) certificado por el gobierno federal, el gobierno de Puerto Rico se vería obligado a invertir los $925 millones otorgados bajo el ACA en su programa de Medicaid que financia a MiSalud, en vez de ofrecer subsidios y/o créditos contributivos para que las personas de ingresos bajos o moderados puedan adquirir su seguro. 

Existen varios mecanismos que el gobierno local puede instituir para subsanar la situación.  Entre estos se encuentran legislar para un mandato individual “criollo” similar al seguro compulsorio para autos, periodos de inscripción definidos como los de Medicare Advantage, penalidades por inscribirse tardíamente como los de Medicare Parte B, el desarrollo de un sistema de incentivos y créditos contributivos similares a los otorgados por el ACA y otras reformas sistémicas más complejas.  Sin embargo, estas decisiones no se pueden tomar en un vacío.  Puerto Rico necesita establecer mecanismos para estudiar, modelar y analizar las consecuencias de la implementación local del ACA a la luz de las realidades del sistema local para desarrollar estrategias que maximicen el conocimiento que hemos desarrollado en las diversas reformas de salud locales y los fondos federales que abundan para reformar el sistema.  De esto depende la salud de nuestro pueblo.    

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